Como bien sabemos, los perros son animales muy curiosos por naturaleza y aunque no son herbívoros, en ocasiones tienden a ingerir algunas especies vegetales presentes tanto en interior como en exterior de nuestros hogares, que pueden resultar tóxicas para su organismo.
Cuando tu perro ingiere alguna planta tóxica, le produce un cuadro de intoxicación que afectará a distintos órganos y sistemas, dependiendo del compuesto tóxico que presente dicha planta. Los signos de intoxicación serán más o menos graves, dependiendo del tóxico ingerido, llegando incluso a provocar la muerte en el caso de tóxicos muy fuertes.
Si observas cualquier signo compatible con una intoxicación y sospechas que tu perro ha consumido una planta venenosa, es muy importante acudir al veterinario a la mayor brevedad posible y muy recomendable, si es posible, llevar una muestra de la planta que ha consumido para facilitar el diagnóstico. En ningún caso debemos inducir el vómito ni administrar remedios caseros, ya que podrían empeorar el cuadro clínico.
Ante una intoxicación por plantas, la terapia recomendada llevada a cabo por nuestro veterinario se basa en tres pilares fundamentales:
Impedir la absorción del tóxico: realizando un lavado gástrico o administrando absorbentes como el carbón activado. Esto evitará que el tóxico pase a la sangre, lo que reducirá las consecuencias negativas de la intoxicación.
Tratamiento de soporte: Se establecerá dependiendo de la sintomatología que presente.
Antídoto: En ocasiones se aplican antídotos específicos frente al tóxico ingerido.
Los síntomas variarán en función de los siguientes factores:
La vía de exposición: cutánea, oral, inhalatoria, etc. El 90 % de los casos se produce por ingestión del tóxico, normalmente de forma accidental.
La concentración y el tipo de sustancia tóxica que contenga la planta.
La cantidad de planta ingerida.
Los síntomas asociados a la intoxicación pueden ser muy variados dependiendo de los factores anteriormente citados, aunque los más frecuentes son:
Hipersalivación, disnea, sed excesiva, irritación de la piel, dilatación pupilar, jadeo, vómitos, diarrea, dolor abdominal, problemas cardíacos, problemas renales, problemas hepáticos…
Existe una larga lista de plantas que pueden resultar tóxicas, a continuación, citamos algunas de las más comunes en nuestros hogares y jardines.
Adelfa (Nerium oleander), Dedalera (Digitales purpurea), Poto (Epipremnum aureum), Costilla de Adán (Monstera deliciosa), Cala (Zantedeschia aethiopical), Azalea (Rhododendron ferrugineum), Hiedra (Hedera helix), Aloe (Aloe vera), Drácena (Dracena marginata), Palma sago o Falsa palmera (Cycas revoluta), Ficus, Bulbos de plantas ornamentales (Narciso, Jacinto, tulipán).
Esta información es meramente informativa, en Leonvet no tenemos facultad para recetar tratamientos ni realizar diagnósticos, por lo que te recomendamos acudir al veterinario ante cualquier síntoma de malestar de tu perro.
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