La fiebre aftosa es una enfermedad vírica grave, causada por un aftovirus de la familia Picornaviridae, afecta a bovino, ovino, porcino, caprino y otros rumiantes con doble pezuña.
Existen diversas cepas y para cada una de ellas, es necesario aplicar una vacuna específica con el fin de obtener la inmunidad del animal vacunado.
La fiebre aftosa no está considerada como riesgo para la salud pública, ya que nos es transmisible a los humanos.
Los signos clínicos pueden variar, desde una infección leve hasta llegar a ser grave. Afectando más gravemente a los bovinos y porcinos de cría intensiva que a los ovinos y caprinos.
Un signo característico de esta enfermedad es la aparición de ampollas (o vesículas) en la lengua, nariz, labios, boca, entre los dedos, encima de las pezuñas, ubres y puntos de presión de la piel. Estas ampollas cuando se abren pueden provocar cojera o dar lugar a infecciones bacterianas secundarias. Generalmente curan en un plazo de 7 días, sin embargo, el impacto de la enfermedad puede influir en las tasas de crecimiento o de producción lechera tras la recuperación. Los animales recuperados a veces pueden ser portadores del virus e iniciar nuevos focos de la enfermedad.
Otros síntomas muy comunes son: fiebre, hipersalivación, depresión, pérdida del apetito y de peso, menor producción de leche.
Es muy importante llevar a cabo labores de vigilancia y controles de las importaciones y desplazamientos de animales en las fronteras, para proteger a los países con muy baja incidencia de esta enfermedad.
En relación a los propietarios de las explotaciones, para evitar la introducción o la propagación del virus, deben tomar una serie de medidas que enumeramos a continuación:
Aunque el virus de la fiebre aftosa se propaga por contacto directo entre animales, también puede sobrevivir en las superficies durante largos periodos de tiempo, por lo que los animales trasladados a zonas contaminadas pueden contagiarse incluso después de que el animal infectado original haya sido retirado.
Se han llevado a cabo estudios para cuantificar cómo puede afectar la transmisión en estos casos y los resultados han arrojado cifras de 7 de cada 10 animales han desarrollado signos clínicos por la contaminación ambiental al introducirlos en entornos que habían ocupado previamente animales infectados.
También se dedujo de este estudio:
Estos datos han sido tomados de un estudio llevado a cabo por los Científicos del Instituto Pirbright y de Wageningen bioveterinary Research.
Desde Leonvet hacemos hincapié sobre la importancia de llevar a cabo procedimientos de desinfección para evitar la propagación de este u otros virus o enfermedades.
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