Hoy en día es muy frecuente leer en los medios de comunicación, redes sociales e incluso en algunas publicaciones científicas, la afirmación de que la ganadería es una causa importante del calentamiento global. Con esta base se han construido propuestas de cambios de hábitos de alimentación e incluso el boicot a algunos productos animales o impuestos a los productos de origen animal.
El hecho sobre el que se ha construido esta narrativa es que la ganadería, especialmente la de rumiantes, produce metano. Es cierto que el metano es un gas de efecto invernadero (GEI), pero el efecto de este hecho se ha exagerado, muy probablemente por ideología, intereses económicos y grandes errores de cálculo.
Con la intención de desmontar este mito se analizan aquí tres errores muy importantes que se vienen arrastrando desde hace unos 15 años, aportando los datos y argumentos con los que se puede explicar por qué es falso que los rumiantes son una causa importante del calentamiento global.
El error de la FAO, reconocido por la propia organización, en el que decía que la contribución total de la ganadería a las emisiones totales de GEI era de un 14,5% en lugar de un 5% real (usando CO2-eq).
Se puede fijar la fecha de inicio del mito es en 2006, cuando la FAO publicó un informe con un título inquietante, ¨la larga sombra del ganado¨, y con una conclusión muy impactante: la ganadería contribuye al total de los GEI en un 18%, lo cual es mayor que las emisiones de todos los medios de transporte. Posteriormente en 2013 esta organización publicó un nuevo informe en el que rebajaba el número a un 14,5%, que sigue siendo ligeramente superior al estimado por el panel intergubernamental de cambio climático (IPCC) del 14% del total de emisiones de todos los medios de transporte.
Poco después de la primera publicación salieron a la luz las críticas a estos cálculos. La FAO hizo los cálculos de los GEI de la ganadería desde el punto de vista de la huella de carbono total del producto final (carne, leche y huevos) conocido como Análisis de Ciclo de Vida (con emisiones directas e indirectas). Este cálculo incluye los GEI producidos directamente por los animales (como la eructación o las del estiércol) y los GEI indirectos como las debidas a la producción de alimentos para los animales, las de los equipamientos y construcciones ganaderas, las emisiones industriales de la elaboración del producto final y gestión de residuos industriales, el transporte y la refrigeración hasta llegar al consumidor e incluso, las de gestión de residuos en el punto de venta final. De tal manera que las emisiones reportadas por estos sectores aparecen duplicadas en el recuento de emisiones de la ganadería.
Posteriormente, integrantes de la FAO que participaron en ambos informes, reconocieron públicamente su error: Henning Steinfeld, uno de los autores, explicó en un artículo de 2018 que las emisiones de GEI de la ganadería y el transporte se comparan de una manera errónea. El IPCC estima que las emisiones directas del transporte (carretera, trenes, marítimo y aire) suman 6,9 gigatoneladas de equivalentes de CO2 (CO2-eq) por año, alrededor del 14% de todas las emisiones de actividades humanas, las emisiones directas de la ganadería son de 2.3 gigatoneladas, 5% del total. Por lo tanto, no se puede comparar el 14% del transporte calculado por el IPCC con el 14,5% de la ganadería usando un Análisis de Ciclo Vital.
A pesar de haber reconocido el carácter erróneo de esta comparación, la FAO no ha vuelto a publicar ningún informe sobre este tema y mantiene la cifra del 14,5% en su página web, por lo que esta cifra permanece circulando y es usada por organizaciones en contra de la producción animal, incluso en ámbitos académicos y publicaciones científicas.
El error del uso de los ¨equivalentes de CO2¨ del metano, la conversión inexacta usada por los gobiernos y sus reportes al IPCC, que exagera el efecto del metano.
Para comparar los diferentes GEI en cuanto a su efecto en el calentamiento global, sus emisiones se suelen presentar como una medida común, equivales de CO2 (CO2-eq). La manera de convertir los gases que no son CO2 en CO2-eq es multiplicar la cantidad de gas por su Potencial de Calentamiento Global 100 (GWP 100) que es la cantidad de calentamiento que se estima que produce el gas en la atmosfera en 100 años en comparación con el que produce el CO2.
El valor GWP 100 para el metano se ha establecido en 28, esto significa que el metano tendría 28 veces más potencial de calentamiento que el CO2.
Sin embargo, este cálculo no tiene en cuenta que el metano es un GEI de vida corta, y se degrada en aproximadamente 10 años, por el contrario, el CO2 es un GEI de vida larga o acumulativo persiste en la atmosfera durante varios cientos de años, de tal manera que una gran parte del carbono emitido por la primera máquina de vapor todavía está en la atmósfera desde el siglo XVIII, y que lo que estamos emitiendo ahora va a permanecer en la atmosfera durante varios siglos.
El efecto del metano es muy importante en el clima, pero muy diferente al del CO2 ya que las emisiones se añaden de una manera acumulativa a las ya existentes, de tal manera que, aunque las emisiones fueran estables, la concentración se incrementa y ese aumento de CO2 atmosférico produce aumento de temperatura, por tanto, calentamiento.
En el caso del metano, el gas se destruye rápidamente, y si la fuente emisora es estable (es decir si no aumentamos considerablemente las emisiones de metano) la concentración de gas en la atmosfera también será estable por lo que no se produce aumento de temperatura respecto al que había en el sistema.
El departamento de física atmosférica de la Universidad de Oxford ha publicado varios estudios que ponen de manifiesto este error y ha desarrollado una nueva metodología más precisa para calcular el efecto real de calentamiento del metano. La diferencia entre la metodología errónea que utilizan los gobiernos y el IPCC y la nueva que calcula el efecto del calentamiento teniendo en cuenta los cambios en el flujo del metano, puede llegar a ser muy grande, de tal manera que los cálculos que se aplican actualmente exageran el impacto de las emisiones estables. Para hacer cálculos correctos, la universidad de Oxford introduce el uso de un concepto llamado potencial de calentamiento global ¨asterisco¨ (GWP*), estos nuevos equivalentes expresan a cuanto equivale el calentamiento, considerando la variación de emisión a lo largo de dos momentos en el tiempo. Así al calcular las emisiones de CO2 a las que equivalen ciertas emisiones de metano cuando estas permanecen estables, el impacto calculado es cuatro veces menor.
FORMULA DE CALCULO DE CO2-WE DEL METANO
SEGÚN LYNCH ET AL 2020
ECO2-WE= (4XE(t) - 3,75XE(t - 20)) X 28
ECO2-WE = Equivalente de calentamiento de CO2 del metano
E(t) = Tasa actual de emisión del metano
E(t-20) = Tasa de emisión de metano 20 años antes
Potencial del calentamiento global del metano
GWP100 = 28
El error de no considerar el secuestro de carbono asociado a la ganadería.
Hablando de calentamiento global, el elemento carbono forma parte de dos sistemas:
Carbono como parte del ciclo natural de la biosfera (ciclo biogénico)
El carbono es un elemento que circula en la biosfera formando parte de la materia inerte y de los seres vivos. Las plantas, gracias a la fotosíntesis, sintetizan materia orgánica con carbono a partir de materiales del suelo, secuestrando CO2 del aire en el proceso, y los animales ingieren materia orgánica con carbono procedente de las plantas o de otros animales. Como resultado de la respiración y de la degradación de organismos muertos, las plantas y los animales vuelven a liberar carbono a la atmósfera y también al suelo con las deyecciones y cuando se descomponen, formando todo parte de un ciclo antiguo en equilibrio.
Un ser vivo no puede generar carbono, es decir que todas las moléculas de carbono que emite un rumiante provienen de plantas que lo habían secuestrado no mucho tiempo antes, de tal manera que no se añade carbono a la atmosfera.
Carbono almacenado en el subsuelo como hidrocarburos fósiles que se libera a la atmosfera.
Este carbono fue acumulado en el periodo carbonífero, cuando había niveles mucho más altos de CO2 y metano en la atmosfera que hoy en día. Las plantas de esa época fueron secuestrando ese CO2, convirtiéndolo en materia orgánica que quedó enterrada con el paso del tiempo y posteriormente formó enormes capas de hidrocarburos en el subsuelo.
Todas esas capas han estado en el subsuelo sin entrar a formar parte del ciclo del carbono de la biosfera hasta que se empezaron a usar los hidrocarburos para la obtención de energía, en tan solo 250 años se han liberado enormes cantidades de carbono acumuladas durante cientos de millones de años.
En el caso concreto de emisiones de metano de fuentes biológicas que usan carbono procedente de la biosfera, como los rumiantes o los arrozales, producen CO2 al final del proceso de oxidación del metano en la atmosfera que proviene del fijado recientemente por las plantas ingeridas, por lo que no se añade carbono adicional a la atmosfera. Sin embargo, el CO2 resultante de la oxidación del metano proveniente de hidrocarburos fósiles constituye una entrada extra a la biosfera ya que había sido secuestrado en el subsuelo y ahora entra añadiéndose al sistema.
Coincidiendo con los datos de la FAO al reconocer su error, los cálculos de 2020 cifran en alrededor de un 5% la contribución de la ganadería al total de todos los sectores en el recuento de GEI.
Ese 5 % corresponde a todos los tipos de ganadería, luego habría que tener en cuenta el secuestro de carbono y con esto se hace evidente que el % de contribución de los rumiantes es realmente pequeño.
Pero el sector ganadero no puede ignorar las emisiones de metano u otros GEI de la actividad de la producción animal, por eso debe emprender acciones para limitar su contribución a este problema.
El principal problema de acusar a la ganadería no es solo que se culpa injustamente a quien tiene un impacto muy bajo, sino que se deja de poner el foco sobre posibles soluciones al verdadero problema. Que en realidad no es otro que el enorme desarrollo que ha tenido la humanidad en los últimos 250 años, basado en la obtención de energía a partir de combustibles fósiles.
RESUMEN DEL ARTICULO PUBLICADO EN LA REVISTA ALBEITAR (diciembre 2020), por Jorge Luis Álvarez - Leonvet
AUTOR, Antonio Jiménez.(Ceva salud animal)
Distribuidor mayorista de productos zoosanitarios.