Cada 28 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la rabia. ¿Y por qué en esta fecha? La elección se debe a que un 28 de septiembre (del año 1895), falleció Louis Pasteur, científico y responsable de la creación de la vacuna antirrábica. Un hito en la historia de la medicina que ayuda a prevenir el contagio y propagación de esta enfermedad tan grave.
La rabia es una enfermedad vírica, en la mayoría de los casos mortal, una vez que los síntomas clínicos han dado la cara. Casi en el 100% de los casos en humanos, el virus de la rabia fue transmitido por perros domésticos, aunque la rabia afecta tanto a animales domésticos como salvajes. En general, esta zoonosis se propaga a las personas por medio de la saliva de un perro infectado, a través de mordeduras o arañazos.
Una persona mordida por un animal rabioso puede sobrevivir si se actúa con suma rapidez. Primero, limpiando la herida de manera inmediata con agua abundante y jabón y, segundo, administrando la profilaxis post-exposición a tiempo (un ciclo de vacunas y, en casos severos, inmunoglobulinas).
La rabia es de las enfermedades infecciosas más letales que se conocen: una vez se han manifestado los primeros síntomas clínicos, la evolución es siempre una encefalitis mortal. Por eso es crucial, para garantizar la salud de los humanos, que los animales que conviven con nosotros estén sanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Alianza Mundial para el Control de la rabia (GARC) recientemente establecieron la colaboración mundial en “Unidos contra la rabia”: una estrategia común con el objetivo de erradicar la rabia para el año 2030. Esta estrategia se fundamenta en:
La medida primordial para hacer frente a un brote de rabia es la vacunación obligatoria de los animales domésticos, así como una revisión anual de la vacuna y una adecuada política de identificación animal. En este aspecto, el papel del veterinario es fundamental.
Los países que persiguen la erradicación de la rabia canina, deben facilitar el acceso a vacunas de calidad, garantizándolas en las campañas de vacunación y, sobre todo, en la gestión de brotes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la rabia es una de las enfermedades infecciosas con mayor mortalidad: mata a más de 160 personas al día, lo que supone una persona cada 10 minutos. Constituye una enfermedad endémica, presente en más de 150 países, aunque su amenaza es mayor en aquellos países subdesarrollados o con menos recursos. Es por ello, que más del 95% de los casos provengan de Asia y África.
El Día Mundial contra la rabia es una oportunidad perfecta para establecer o fortalecer los vínculos entre los diferentes sectores y disciplinas sanitarias. La mejor manera de celebrar este día es fomentando jornadas de vacunación para los animales domésticos. Otra buena iniciativa, sería promover conferencias o talleres donde informar a las comunidades sobre los riesgos reales que acarrea la enfermedad y qué acciones son realmente efectivas para prevenirla, sobre todo en nuestros “mejores amigos”.
Si todos nos unimos en el Día Mundial de la rabia, posiblemente logremos el objetivo de erradicar completamente la rabia canina en el plazo de una década. La vacunación masiva de los perros y la concienciación, son clave para evitar la transmisión. Recuerda: ¡la rabia se puede prevenir!
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